Voto en México, derecho y obligación

Voto en México, derecho y obligación

Voto en México, derecho y obligación

Voto en México, derecho y obligación.

México, a más de una década de contar con elecciones libres y limpias, de competir bajo circunstancias en igualdad de oportunidades y la equidad entre hombres y mujeres para tener acceso a cargos de elección popular, aún persiste en tener defectos o vacíos legales con lo que respecta al marco jurídico de nuestra democracia actual.

Por: Sarah Morales

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Voto en México, derecho y obligación

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A pesar de contar con un instituto que funciona como un organismo público autónomo, este no se encuentra facultado para sancionar a aquellas personas que, por negligencia, apatía, descontento, poco o nulo interés, no asistan a las urnas en los días en que se llevan a cabo las elecciones.

La democracia en México es un proceso irreversible, pero todavía inacabado y susceptible de perfeccionamiento. Ustedes, al igual que yo, estamos convencidos que la democracia nos está ofreciendo un mejor presente y nos proveerá de un mejor futuro. No solo nosotros, sino también para nuestros hijos y las futuras generaciones. Por ello, el esfuerzo de los legisladores federales deberá ir encaminado a poner todo su empeño y compromiso de trabajo para obtener todos los beneficios que la democracia nos pueda ofrecer.

Sin embargo, para asegurar que la democracia de México cuente con mejores cimientos y estructuras. Es necesario modernizarla y reformarla en sus áreas fundamentales para lograr plenamente su consolidación y correcta operación como actualmente existe en otros países del mundo incluyendo Latinoamérica.

La propuesta es darle cumplimiento al artículo 36 de nuestra carta máxima, que estipula que el voto es obligatorio.

El voto obligatorio es un mandato de ley constitucional, pero el actual problema con que se enfrenta la autoridad es que no cuenta con las atribuciones necesarias para sancionar y tratar de corregir el problema.

Por tanto, es necesario establecer un marco jurídico complementario de la actual legislación electoral, que permita al INE. Y a los órganos estatales electorales, ser árbitros electorales con capacidad sancionatoria. Y que cuenten con los instrumentos y mecanismos necesarios para fomentar y proveer una mayor votación en las votaciones federales y locales.

Este acto no es un capricho partidista o un motivo personal, es una cuestión de Estado basada en la ley, es un deber ciudadano, y una obligación institucional velar por su cumplimiento puntual.

Como referencia, podemos conocer que existen un gran número de países en el mundo que actualmente en su legislación interna. Contemplan el concepto de “voto obligatorio” como un derecho y obligación de sus respectivos países, diferencia de nosotros, ellos cuentan con los mecanismos reglamentarios.

Voto en México, derecho y obligación

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Según los datos históricos electorales del INE, la victoria de Andrés Manuel, respecto de su más cercano competidor, es la más amplia en 30 años.

En 1982, el candidato Miguel de la Madrid, obtuvo cuatro veces más votos que quien quedó en segundo lugar: el panista Pablo Emilio Madero.

En ese momento, el PRI logró reunir 16 millones 748 mil sufragios en la contienda por la Presidencia, contra 3 millones 700 mil del PAN. Lo que representa una diferencia de más de 58 puntos porcentuales entre el primero y el segundo lugar (13 millones de votos). Por lo que los resultados de la elección de 1982 aún son los que mayor ventaja del triunfador registran en la historia de las elecciones en México.

La victoria de López Obrador superó a la de Ernesto Zedillo, del PRI, que en 1994 obtuvo 23% más votos que el segundo lugar, Diego Fernández de Cevallos, del PAN. Igualmente superó al priista Carlos Salinas de Gortari, que en 1988 obtuvo 19 puntos porcentuales más que Cuauhtémoc Cárdenas (sin tomar en cuenta los cuestionamientos a la integridad de dichos resultados).

En participación, el récord sigue siendo de la elección presidencial de 1994.

Ese año la abstención se redujo al 22.84 %.  En esa elección, con un listado nominal de 45 millones 729,057 ciudadanos, 35 millones 285,291 votaron y la elección la ganó Ernesto Zedillo.

De 1988 a la elección de 2018, la participación promedio ha sido del 60 %, con una abstención del 40 %.

De acuerdo con el Diario de los Debates de la Cámara de Diputados de la LIV Legislatura, en la elección de 1988 participaron 19 millones 91,843 electores, correspondiente al 50.9 % del total del listado nominal (38 millones 34,926 electores). Es la participación más baja que se ha registrado, con una abstención del 49.1 %. La Comisión Federal Electoral, dependiente de la Secretaría de Gobernación, dio el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.

En la elección de 2000 participaron 37 millones 601,618 ciudadanos, de un listado nominal de 58 millones 782,732.  Esto equivale a una votación de 63.97 % y una abstención de 36.03 %. Por primera vez, el PRI fue derrotado en las urnas tras el triunfo del panista Vicente Fox.

En el proceso electoral de 2006, un total de 71 millones 374,373 fueron convocados a votar, de los cuales 41 millones 791,322 (58.55 %) participaron. La abstención fue del 41.45 %. Tras una cerrada votación y una diferencia de 0.56 % de los votos. Felipe Calderón fue declarado ganador.

En la jornada electoral de 2012, el listado nominal fue de 79 millones 492,286 ciudadanos registrados. De los cuales votaron el 63.08 % (50 millones 143,616 electores). La abstención fue del 36.92 %. En esta elección el PRI recuperó la presidencia, con el triunfo de Enrique Peña Nieto.

Voto en México, derecho y obligación

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En las elecciones de 2018, 89.1 millones de mexicanos fueron convocados a las urnas y el Programa de Resultados Preliminares establece que, la participación se quedó en 62.65%.

De estos porcentajes, más de la mitad atienden al llamado “acarreo electoral”. Consiste en aprovecharse de las necesidades de la gente para ofrecerles efímeros beneficios a cambio de su sufragio. Luego entonces, es número de votos emitidos por convicción, es lamentable.

Que el voto obligatorio sea reglamentado. Se trata de una norma que ya debiera existir desde hace muchos años en México.

Con ello, la democracia en nuestro país daría otro paso hacia delante y se eliminarían varios vicios que hasta la fecha persisten en nuestro sistema político. Como la compra de votos y las múltiples prácticas de corrupción en la contienda electoral.

 

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