¡NOS QUEREMOS VIVAS!
Por: Mary Hadad
Mary Hadad 
mariahhadad 
@MaryHadad
Han pasado dos años desde ese memorable 8 de marzo de 2020 (día internacional de la mujer) cuando las mujeres de este país desbordamos las calles con mucha más fuerza que nunca, para decirle a los gobiernos y al mundo entero que seguimos en pie de lucha por la vida y la seguridad de las mujeres. Mary Hadad Mary Hadad Mary Hadad
Fotografía por Lino Quiven F. post presionando aquí
La pandemia vendría a significar “la pandemia sobre la otra pandemia” pues la violencia de género se recrudeció con el confinamiento por covid-19, lo cual obligó a millones de mujeres y niñas víctimas a permanecer más horas en casa con sus agresores.
El Secretariado Nacional informó que las llamadas de auxilio aumentaron en más del 60%, pero las organizaciones defensoras de los derechos humanos a través de reportes sombra, manifestaron que el crecimiento de las cifras es mucho mayor.
Las complicaciones económicas y la incertidumbre en los hogares, fueron tierra fértil para atizar la violencia doméstica, hasta el momento no reconocida ni atendida por los tres órdenes de gobierno.
Las marchas multitudinarias cesaron ante la pandemia, pero la llama entre las colectivas y las defensoras de derechos humanos permaneció viva.
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Las mujeres activistas en este país no han dejado de informar, señalar, acompañar, denunciar y accionar. Han sido persistentes a través de las redes sociales que han servido de alta voz.
Y después de 730 largos días durante los cuales se han presentado significativos retrocesos para la seguridad de las mujeres, hemos llegado de nuevo al 8 de marzo, pero ahora del 2022, con muchos más retos que hace dos años.
Este día internacional de la mujer, las mujeres volvieron a abarrotar las calles y a ocupar las principales plazas públicas en cada una de las entidades federativas, y en nuestro estado no fue la excepción en cada municipio.
Así que heme aquí en mi ciudad natal Chetumal, marchando con mi hija de seis años tomada de mi mano, uniéndonos a las voces de más de mil mujeres que manifiestan su digna radia.
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Al grito de “señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, “ni una más, ni una más, ni una asesinada más” y “somos malas, podemos ser peores”, avanzamos por las calles de Chetumal para llegar a palacio de Gobierno.
Durante esta marcha, el contingente multicolor se ha detenido llenando casi toda la avenida de los héroes. El ambiente sororo es abrazador. Aquí nadie está sola. Todas nos tenemos a todas, y tomar las calles es un acto político de gran significado.
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De repente la marcha se detiene y todas levantamos las manos al cielo o elevamos las pancartas. Una voz que hace uso de un megáfono, se escucha a los lejos. Ha iniciado el pase de lista de cada una de las mujeres y niñas cuyos feminicidios y muertes violentas siguen siendo una herida que sangra en Quintana Roo.
Al escuchar cada nombre, el contingente gritamos con fuerza ¡PRESENTE!
Cada nombre duele. Cada nombre cimbra el alma. El objetivo es que se sepa que no las hemos olvidado. Que su familia sepa que esta lucha es también por ellas, para que su tragedia no quede impune, pero también para que la amenaza cese hacia quienes aún estamos vivas.
En la caminata se observa una maravillosa pluralidad de mujeres, y las motivaciones para unirse son muchas.
Aquí hay madres de niñas y mujeres asesinadas. Hay madres, hermanas, amigas, de niñas y jóvenes que fueron violadas. Hay mujeres que han sufrido acoso, hostigamiento o diversas formas de violencia. Hay amigas que acompañan a sus amigas víctimas.
Hay mujeres que sin haber padecido violencia saben que deben estar ahí por empatía. Sobran motivos para estar ahí.
Fotografía por Lino Quiven F.. Post presionando aquí
Al llegar a la explanada de la bandera, hemos hecho un semicírculo en medio de una llama de fuego. Al centro, con gran valentía, varias mujeres y niñas agarran el micrófono y cuentan una por una sus durísimas historias.
La mayoría de las que se expresan en esta dinámica han sido víctimas de agresiones sexuales por parte de hombres de su familia o cercanos a ellas.
Una chica de no más de 20 años, toma el micrófono y expone al agresor que la violó siendo una niña. Ella rompe en llanto y apenas puede permanecer de pie mientras una compañera la sujeta de la cintura para no desfallecer en la catarsis.
Muchas estamos llorando de rabia con ella. Seguido a ello se escuchan gritos de apoyo de todas las presentes ¡hermana yo si te creo!, ¡no estás sola!
Todas podemos reconocernos en cada historia. Porque la historia de una, es muy similar a la historia de muchas. Porque si sigue impune, ese puede ser el destino de todas.
Mi hija Lucía me mira con los ojos muy abiertos y yo explico a su corazón que las mujeres ahí presentes estamos luchando para que ella nunca tenga que vivir lo que todas esas chicas están narrando. Que esta lucha es justo para que ella y todas las niñas de Quintana Roo tengan historias diferentes.
Y sí, las cosas tienen que cambiar y las mujeres nos vamos a encargar de que así sea, porque México es un país tremendamente violento para nosotras, pero vivir en Quintana Roo te pone en mayor riesgo, pues cerró el 2021 como el estado que concentra la mayor cantidad de violencia feminicida.
Para la activista social y presidenta del Colectivo Zazil Ha, Erika Cornelio, es urgente que las autoridades de Quintana Roo asuman su responsabilidad en la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia de género, ya que aquí se concentran los primeros lugares en violencia sexual, feminicidios, embarazos adolescentes y violencia laboral.
También el colectivo “Mujeres Unidas”, ha documentado a través de un informe sombra, que tan solo en 2021, Quintana Roo cerró con 53 feminicidios, lo cual es equivalente a que en esta entidad se asesina a una mujer cada semana.
Y eso es tan real, que lo peor que puede hacerse desde los gobiernos, es simular y no hacer nada.
Por estas y otras tantas realidades que ofenden, lastiman y denigran a la mitad de la población mundial, las mujeres seguimos en pie de lucha hasta que la dignidad se haga costumbre.
Por la seguridad, la igualdad y trato digno para todas, ¡sigamos levantando la voz!, ¡Vivas, nos queremos vivas!
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