LEYENDAS MAYAS: LA PAPAYA SE ENAMORA

LEYENDAS MAYAS: LA PAPAYA SE ENAMORA

Por: Concepcion Ayala

Agradecemos a Concepcion Ayala y a Eduardo Sanchez por brindarnos este gran artículo sobre Leyendas Mayas, comenzaremos esta sección con la leyenda de la Papaya y el Periódico o también conocida como La papaya se enamora.


-Me sonrojan tus palabras, me endulzan,
me llenan de vida y me motivan…
tus caricias me hacen madurar.

Alguien sabe ¿Por qué las papayas son envueltas con periódicos para madurar? Mi abuelita me contó que las papayas, también llamadas X´puut, no eran tan hermosas como ahora nos las sirven en la mesa, ni tan deliciosas como ahora las comemos…

Leyendas Mayas

albarrada

Las papayas eran unos frutos amargos y llenos de dolor, vivían junto a las albarradas y eran el nido de las gallinas de la casa, su fruto solo servía para alimentar a los pájaros hambrientos que en su desesperación comían de él… su fruto era amargo y resinoso, verde y duro… nunca sazonaba ni adornaba con sus colores la mesa del altar de muertos, ni en las tardes de calor acompañaba a la sandía en el solar.

Un día la papaya decidió no oír más la plática de las vecinas que volvían del molino, ni sonreír, ni prestar atención a los chismes de la batea junto a la albarrada, decidió en su amargura guardar silencio, ya que el constante desprecio de los demás la lastimaba y la hacía llorar; así pasaron los días y las noches, paso el sol que alumbra y el sol que quema con la sequía… y entonces vinieron las lluvias de septiembre y los vientos de octubre y con los vientos llego la brisa que refresca y mueve la ropa tendida, con los vientos también vino el polvo, algo de hojas secas y un poco de basura.





Leyendas MayasUna de esas airadas noches bajo los pies de la papaya llego un periódico viejo y un poco mojado, lleno de grandes historias de lugares desconocidos, imágenes inimaginables para la papaya repleto de amables y cálidas palabras que nunca nadie había tenido la cortesía de brindarle, entonces el periódico se dirigió a ella…

-Hermosa señora -dijo el periódico- ¿tendría la amabilidad de cubrirme con su manto para no pasar una noche tan fría?, tal vez llueva y necesito donde guarecerme de las crueles gotas de lluvia que me hacen daño.

La papaya sin ganas de escuchar miro con recelo y desprecio al periódico.

-Hermosa señora ¿por qué esa cara tan larga? -agrego el periódico- Acaso ¿he ofendido su tan hermosa figura y su estirpe de princesa?

La papaya alagada por tan amables palabras solo movió sus raíces y cobijo al periódico para pasar la noche.

– ¡Señora mía, gracias por cobijarme entre sus tibias raíces y por darme techo de la lluvia con sus magníficas hojas, en verdad pareció su calidez, pero no sé cómo pagarle tal favor!

La papaya solamente mostró una débil sonrisa y contempló a tan bien parecido caballero a sus pies.

Ante tal muestra de correspondencia, por muy pequeña que pudiera parecer, el periódico sorprendido por la belleza y elegancia de la hermosa papaya, decidió cortejar a la señora en los tallos.

la papaya se enamora la papaya y el periódicoLe hablo de lugares lejanos, de sitios mágicos, de nuevos descubrimientos, de política, de economía y esos términos que la papaya no comprendía, le enseño fotografías de hermosas señoritas de sociedad con las que la comparo, le hablo de negocios y de países, pero el interés de la papaya no se despertó como la papaya hubiera querido; nuevamente la noche llego y cansado el periódico cayó rendido nuevamente a los pies de la cálida papaya, que ya interesada en el nuevo amigo se mostraba más atenta a cada una de sus historias.

Al nuevo amanecer el periódico decidió nuevamente vincular una amable plática, pero ahora contándole de grandes sueños de hombres famosos, historias de románticos amores, y poesías de grandes autores lo cual cautivo a la papaya

Y así pasaron los días, entre pláticas e historias, entre cuentos y poesía, hasta que la sonrisa y la alegría de la papaya volvió a sus cálidos labios, volvió a anidar a las gallinas del patio y presto más atención al trino de los pájaros, se impacientó con la llegada del canto del gallo para seguir escuchando lo que el periódico le compartía y se dio cuenta de que sus frutos cambiaron de color y su flor tenía perfume como el de los jacintos…

Gracias por lo de Hermosa Señora… Señor periódico, es usted muy amable.

la papaya se enamora la papaya y el periódicoCon su voz, la papaya desbordó el corazón del periódico el cual no tuvo más palabras que decir, ni más historias que contar y su mirada solo pudo fijarse en sus cálidos colores y sus delineadas curvas… De esta manera así nació el amor entre las palabras del periódico y la calidez de la papaya, y desde ese mágico instante la poesía se volvió caricias y las caricias maduraron el amor de la papaya, su resina amarga salió en forma de lágrimas de alegría, sus verdes colores se convirtieron en mágicos tonos que la sonrojaban, la llenaban de calor la pintaban…

-Quiero tomarte entre mis páginas y mis historias -le decía el periódico-  quiero revivir tus amores con mis palabras y tus pasiones escribiendo nuestra propia historia…

-Me sonrojan tus palabras -colorada y apenada dijo la papaya me endulzan tus suaves páginas, me llenan de vida y me motivan… tus caricias me hacen madurar, mi resina se ha convertido en alegría y de ti he tomado el amor que me ha transformado en algo más grande y valioso.

 la papaya se enamora la papaya y el periódicoPor eso en la tierra del Mayab los periódicos envuelven a las papayas, porque la amargura y la resina del desprecio se van cuando llega el cálido abrazo de las poesías del periódico; Así nacen las leyendas de amores infinitos y grandes poesías que conquistan, a partir de ahí, la papaya y el periódico han crecido inseparables, ya que con sus brazos extendidos  logra envolver a su amada y ella escucha las historias que él le cuenta al oído, haciendo madurar su amor de la manera más dulce, hasta el infinito; aunque su historia nunca fuera contada en los periódicos.

Lo que cuentan las abuelas.

Primera Entrega, Recopilación de tradición oral: Autores Concepción Ayala (+) y Eduardo Sanchez.

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