MUNDO VERDE PARA LA INFANCIA
Por: Mary Hadad
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@MaryHadad
Parafraseando el histórico y famoso discurso del activista defensor de los derechos humanos Martin Luther King, “Yo tengo un sueño, y es un sueño de un mundo verde, muy verde, donde la raza humana evoluciona con pleno respeto a la naturaleza, a los ecosistemas y a los recursos naturales. Un mundo donde el modelo de desarrollo es sustentable, y sostenible para garantizar la calidad de vida de las futuras generaciones. Y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlo”.
Las últimas semanas han sido duras en la capital de Quintana Roo, pues entre lo convulso de las definiciones políticas rumbo a la sucesión gubernamental, ocurrió un hecho por demás repudiable que a estas alturas sigue siendo un pasaje oscuro que involucra a autoridades y empresarios, sin que hasta el momento se hable con transparencia y se haga justicia.
Deje le cuento.
En la ciudad capital de Quintana Roo, Chetumal, se ejecuta el proyecto de remodelación del Boulevard Bahía por parte de la Secretaría de Obras Públicas del estado. Una inversión de 140 millones de pesos que es necesaria para reactivar nuestra economía, ofreciendo productos turísticos de mayor calidad para nuestros visitantes.
Y todo se anunciaba aparentemente bien, hasta que esta secretaría se atrevió a comandar una tala indiscriminada de aproximadamente 80 árboles durante la madrugada del pasado nueve de enero, a escondidas de la población.
Haga de cuenta que arrasaron con todo árbol que encontraron en su camino en un tramo de mucho simbolismo histórico, porque fue justo en el tramo que comprende los edificios de los tres poderes del estado, rematando en un lugar emblemático que es “Punta Estrella”, donde derribaron un árbol altísimo de casi 40 años de antigüedad.
Esa imagen del árbol derrumbándose y cayendo con gran estruendo, circuló como pólvora por toda la red, generando condenas y repudio.
Quién asumió la responsabilidad y pidió disculpas públicas a la población, fue el titular de esa secretaría, William Conrado, quien se justificó expresando “se nos salió de las manos”, algo tan infantil como si hubiera dicho “se me chispoteó”.
Sus conductas devastadoras e insultantes fueron una clara afrenta a la ciudad, a su gente y a su historia. Y por supuesto sus disculpas no son aceptadas, porque el daño evidentemente es irreversible. Queremos sanciones ejemplares.
En estos hechos hubo violaciones a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y a la Ley de Conservación, Mantenimiento, Protección y Desarrollo del Arbolado Urbano, que establecen con mucha claridad que este tipo de proyectos, por su dimensión, requieren de una Manifestación de Impacto Ambiental expedida por la SEMA o SEMARNAT.
Estudios que, por supuesto no se tramitaron, lo cual violenta también la NOM-022-SEMARNAT-2003 que establece las especificaciones para la preservación, conservación, aprovechamiento sustentable y restauración de los humedales costeros en zonas de manglar, como es la Bahía de Chetumal.
La indignación es mucha y es grande.
Mire, la Bahía de Chetumal no es solo un punto de reunión familiar icónico donde han crecido muchas generaciones de chetumaleños y chetumaleñas, sino que además es un Área Natural Protegida denominada “Santuario del Manatí”, la cual fue decretada el 24 de octubre de 1996, conservando en ella el hábitat más importante para el manatí en México.
Ahora bien, es responsabilidad nuestra como ciudadanía pasar de la denuncia e indignación, a la acción.
Por ello, además de levantar la voz, nos hemos unido a brigadas organizadas por la sociedad civil para colocar letreros de sensibilización en los árboles de la bahía, para patentizar la importancia de cuidar y preservar el arbolado urbano que brinda valiosos servicios ambientales a la ciudad.
De igual forma, nos hemos unido a las jornadas de reforestación que ha implementado el ejército mexicano en nuestra capital.
Hasta ahora, en diversos camellones de la ciudad, hemos sembrado 300 individuos de siricote, guayaba, mamey, y hasta árboles de achiote para la tradicional cochinita, ¡ya sabe, para motivar a la banda!
El objetivo de sembrar árboles frutales, tiene triple propósito:
- Obtener oxígeno, sombra y mejorar el clima.
- Proporcionar servicios ecosistémicos de producción en el cual las y los ciudadanos puedan consumir los frutos. Y,
- Abonar a la recuperación de población de polinizadores que se han ido afectando con prácticas agrícolas intensivas.
Amigas y amigos, el mundo se está calentando más rápidamente que en cualquier otro momento de la historia registrada. Se calienta incluso más rápido que Alfredo Adame ante cualquier provocación.
¡Ya en serio, el tema es muy serio!
Mientras en Quintana Roo se talan árboles a diestra y siniestra, la NASA advierte al mundo que si seguimos como vamos, en 10 años se podría alcanzar el techo del calentamiento global, lo cual significa que existirían zonas en el mundo donde sería muy difícil vivir.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en septiembre de 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, establece una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental.
Por ello no es válido ni tampoco justificable que se pisotee un derecho humano de cuarta generación, que es el derecho humano de todos, todas y todes, a un medio ambiente sano para nuestro desarrollo, salud y bienestar.
El arbolado urbano existente debe ser integrado a la ejecución de obra pública, como ya se hace en muchas ciudades de México y en otros países que han comprendido la importancia de los árboles para borrar nuestra huella de carbono al planeta.
Creo de verdad que la ciudadanía unida somos mucho más fuertes y podemos transformar nuestro destino para heredar un mundo mejor para la infancia. Un mundo que sea verde.
Únete o promueve cualquier actividad que vaya encaminada a proteger el medio ambiente, e involucra a las niñas y niños para sensibilizarlos desde temprana edad respecto a la importancia de ser agentes de cambio para que el sueño de un mundo verde, deje de ser un sueño y sea una maravillosa realidad.
¡Hagamos la diferencia!
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