La libertad de los sueños

La libertad de los sueños

Por: Eduardo Serna

En la edición de Integra Magazine de Junio 2023 Eduardo Serna nos apoya con una colaboración más. Esta vez nos habla de como se nos ha creado una percepción de nuestros sueños y aspiraciones completamente fabricadas. por las corporaciones para nuestra supuesta autorrealización, provocando que nos acabemos los unos a los otros y estemos acabando con el mundo.



¿Habrá todavía anarquistas o revolucionarios, que sueñen poemas libertarios, cuando estén soñando, que luchan por la libertad que tanto soñamos? 



“Soñar no cuesta nada” ¿Quién no conoce este dicho popular? Seguramente todos hemos escuchado a alguien decirla cuando platica sobre algún anhelo o deseo que podría o no, darse, independientemente del grado de dificultad que implique dicha materialización. El significado de la frase dejaba, más que claro, la gratuidad de soñar e imaginar. Este referente de libertad de los sueños, pertenece al pasado. En este tiempo de consumo global inaudito, el mundo de lo intangible ha sido tomado. Hay una guerra por el control de lo etéreo.

Ahora hay sueños implantados creados por científicos en laboratorios multidisciplinarios, en donde se estudia la química cerebral, a través de la neuropsiquiatría, la neurología; también participan expertos en psicología de la percepción, neuromarketing, semiótica y sistemas cognitivos, así como ingenieros en sistemas informáticos y lingüistas. Todo ese ejército ha explorado y recabado información. Desde todas estas disciplinas, la Psique humana y su depósito inconsciente ha sido estudiado a profundidad, se ha desentrañado la parte de cómo el ser humano se relaciona con el mundo de lo tangible y lo intangible, y sus motivaciones.

Este rompecabezas multidisciplinario de conocimiento, se ha extraído y aplicado justo para la conquista de los sueños humanos.Sueños implantados que forman parte de la cadena de consumo.

Difícil entender esto. ¿Cómo descubrir estos sueños artificiales?, ya que, justo al emanar de la mente, estos deseos-fake, nacen y adquieren un sentido personalizado (¿cómo va a ser un pensamiento implantado… si lo pensé yo?). Nos definimos a través de nuestros sueños y anhelos. Y aquí precisamente es donde también se ha hecho una labor que forma parte de la conquista. Consolidar un ego exacerbado en las sociedades, al proscribir los valores de la colectividad e instaurar la dictadura del individualismo. Que busca a toda costa afianzarse a través de la originalidad del pensamiento”. Esto prácticamente blinda la posibilidad de reflexionar ideas, sueños y deseos que no provengan de nosotros, es decir, que pongan en tela de juicio nuestras propias ideas.

La ilusión de originalidad es un producto que se vende muy bien. En lenguaje mercadológico hay grupos que se identifican con ideas o estereotipos y son perfectamente clasificables en paquetes de Pseudo-originalidad. Esto es sencillo de identificar con esta ecuación: sumas (+) las marcas que usas, por (x) las cosas que consumes, entre (÷) LifeStyle que llevas, igual (=) al grupo de consumo al que perteneces. ¿Está fácil no?

Estos sueños falsos son agentes encubiertos de las corporaciones. De hecho, a partir de la dominación de lo intangible, es que se ha consolidado el dominio del mundo de lo manifiesto a través de los sueños y anhelos generalizados en la sociedad enfocados al consumo.

Luchamos para cumplir estos sueños fagocitantes, lo que no nos queda claro es que, en aras de manifestar los sueños de consumo implantados por las corporaciones para nuestra supuesta autorrealización, nos estamos acabando unos a otros y estamos acabando con el mundo.

Eduardo Galeano lo menciona en “El imperio del consumo”:

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿A qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo?. La sociedad de consumo es una trampa cazabobos.

Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.



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Eduardo Serna



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