La conquista de América nos sigue matando

La conquista de América nos sigue matando.

Por: Geovani Gamboa

@GEOVANIGAMBOAV         @gamboa.geovani     @GEOGAMBOA

 

“EL RENCOR ES COMO TOMAR VENENO

Y ESPERAR QUE MATE A TU ENEMIGO”

Nelson Mandela

Me sorprende mucho la gente que sigue reprochando por la conquista de América y los millones de muertos que dejó. Estoy seguro que nadie puede negar el hecho y no puede dejarnos indiferentes, pero es un hecho consumado del que también surgió una gran civilización. Y si conocemos de historia debemos saber que así han sido todas las conquistas.

Cuando hablo de que la conquista de América nos sigue matando, me refiero a lo siguiente:

El primero: Nos está dividiendo entre quienes creemos que es incongruente seguirnos polarizando por un tema. Reclamando a los españoles su matanza a nuestros pueblos originarios, y no le reclamamos a nuestros gobiernos el abandono que los está matando de hambre sumergidos en la miseria. Y que individualmente seguimos explotando en el campo, en el servicio doméstico y en otras actividades a nuestros indígenas.

En un mundo globalizado, habría que analizar en datos nuestro intercambio comercial con España, productos, turismo, inversión, etc. Luego entonces valoremos ¿Es necesario hacer ríspida nuestra relación?

Si yo soy católico y viviera con rencor, renunciaría a mi religión, pero eso no solo es en la iglesia católica, la anglicana, el protestantismo, y todas las religiones que en el pasado masacraron por imponer su credo. La historia de la humanidad está repleta de conquistas, muertes e injusticias, habría miles de razones para vivir con rencor en nuestro corazón si nos centramos en lo malo y no en lo bueno, y no digo que olvidemos, olvidarlo nos condenaría a nosotros mismos a repetir toda esa barbarie.

Veamos hacia adelante y como en la ecología apliquemos el: actúa local, piensa global, y te voy a decir como:

Empecemos por dignificar a nuestros pueblos originarios desde nuestro hogar. En su mayoría en México el servicio doméstico es realizado por mujeres indígenas, ¿te has tomado la molestia de saber de dónde es?, ¿tiene hijos estudiando?, ¿cuánto gasta en transporte para llegar de su domicilio al tuyo?, ¿le alcanza con lo que le pagas?, y ¿le das seguro social y prestaciones laborales? Por ahí podrías empezar.

También puedes ver si tienes jardinero u otro personal que va esporádicamente a tu casa a ayudar, sí es bien remunerado por el servicio que te da y págale lo justo.

¿Sabes si en la ciudad donde vives, hay mercados que tienen proveedores de las comunidades indígenas? Si es así, procura comprar en esos mercados o establecimientos. No les pidas descuento si su producto está a precio justo. Normalmente ellos te ofrecen algo de cortesía si les compras mucho, eso que antes le decíamos “el pilón”.

Después de esto podrías continuar exigiendo a los gobiernos y autoridades programas públicos de atención a los pueblos originarios.

Cuando una persona de nuestras comunidades indígenas se enferma, como no hay hospitales en estas comunidades, viaja a los centros de población para ser atendido. Esto es el sacrificio que hacen las familias para acompañarlos es inmenso. Date una vuelta, prepara unas tortas y una jarra de café o refresco, y ve por la noche y verás con que agradecimiento te recibirán el apoyo. Podrías estar dándoles su primera comida del día. No se trata de dar limosna, se trata de solidaridad y empatía.

Muchos empresarios en nuestro estado, han hecho negocio con ejidatarios de comunidades mayas, los han despojado de tierras, les ofrecen negociaciones para turismo de aventura en los que son explotados sin oportunidad de crecimiento. Venden su forma de vida como un atractivo y no los ven como socios. Son exhibidos como un circo y solo los condenan a vivir marginados, porque ese es el atractivo, ¿no es acaso eso también una conquista que sigue matando?

No vivamos con rencor por un hecho consumado, nos vemos peor que aquel dicho que dice: Vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, digo esto porque juzgamos un hecho consumado, pero no actuamos por algo que pasa frente a nuestros ojos, y que somos muchas veces nosotros mismos quienes estamos matando lentamente a nuestros pueblos originarios.

No te dejes distraer por un enemigo que ya no existe, cuando tienes enfrente al verdadero enemigo de los indígenas americanos. Los que lo explotan, los que los tienen en el abandono y los que son indiferentes a esta injusticia.

 

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