… Y, SIN EMBARGO, SE MUEVE

… Y, SIN EMBARGO, SE MUEVE

Por: Eduardo Serna

@eduxenit

 

En estas últimas fechas se ha hablado mucho sobre un tema que se encuentra en debate, “el lenguaje inclusivo”. Apenas unos meses atrás pensaba que no era necesario, me parecía ridículo querer forzar a la RAE (en el caso del español) para que reconozca nuevas expresiones referentes a los géneros “emergentes”, mi negación estaba basada, en que era una deformación innecesaria del lenguaje, ya que, dentro del lenguaje están implícitos todos los géneros. 

Reflexionando sobre las ideas que defienden la inclusión, primero que nada, es necesario ser objetivo. En el ámbito social, que es donde se construyen los idiomas, si una persona o grupo no se sienten incluidos o representados, simplemente es porque no lo están, la cobertura social no ha sido suficiente, esta falta de inclusión abona al existente rechazo social que se ha ejercido por mucho tiempo, sobre los que no funcionen acorde al concepto binario biológico de género. Es importante reconocer que hay sesgos políticos que se montan en el movimiento de inclusión, impulsados por el ambiente polarizado, que no necesariamente aportan ideas positivas que armonicen y que ayude a comprender la necesidad de expansión.

El género binario meramente biológico comienza a ser insuficiente en el contexto social actual, un concepto obsoleto en el siglo XXI, surge la creciente necesidad por un ámbito más incluyente, esto adquiere dimensiones que no pueden quedar satisfechas en la dicotomía (ella/él). Difícilmente nos pondremos de acuerdo en este momento, ya que se está gestando el cambio de pensamiento, y se está transmutando la cultura que sostiene el ámbito social, estamos justo en el paradigma de pensamiento del nuevo siglo.

Si nos enfocamos en lo que al idioma respecta, se puede intuir que históricamente, la evolución ontológica del ser humano se gesta a través de la expansión de la lengua; tengamos en cuenta que la palabra clave aquí es “expansión”.


“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. 

Eduardo Galeano


Es decir que, el destino humano está ligado a su expansión interna y externa, al proceso cambiante de “no ser, crecer y ser”.  La lengua como extensión del ser, se manifiesta en lo colectivo, nunca se estanca, más allá, evoluciona, se adapta, fluye, somos los causantes de esa evolución; la riqueza queda manifiesta en toda forma de expresión, las acentuaciones y modismos de cada lugar, no son otra cosa que la expansión natural del lenguaje, hoy cada vez más, diferentes idiomas se mezclan hasta lograr una lengua mestiza que está viva, es un caudal que se redefine a través nuevas significaciones. Lo acepten las academias de las distintas lenguas o no.

El lenguaje humano y el lenguaje digital están profundamente ligados y evolucionan, estamos en los albores de la inteligencia artificial y esta no tiene género. Esto no se puede acotar, las lenguas y su expansión están sujetas a leyes universales, están profundamente ligadas al ritmo de la vida y claro a nosotres.  Dicha expansión superará, para bien o para mal, cualquier barrera o regla impuesta que se oponga al crecimiento.  Galileo Galilei ante una corte religiosa se tuvo que retractar de sus afirmaciones verdaderas, murmurando al final “… Y, sin embargo, se mueve”. 

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