ASSANGE Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

ASSANGE Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

“El que desconoce la verdad es un ignorante; pero el que la conoce y la desmiente, es un criminal.”

Bertolt Brecht.

Por: Eduardo Serna

¿Quiénes quieren controlar la información? Estamos en una época que, como ninguna en la historia de la humanidad, se ha logrado una especialización en la manipulación de la información y por ende de las personas; la información es poder, la tecnología ha llevado este hecho a niveles críticos, la labor del periodismo se ha complicado enormemente; la realidad tamizada por los intereses y la tecnología nos da como resultado una explosión de información, que todos los días está a nuestra disposición a través de las redes sociales. La verdad es atomizada por un sinfín de factores, que muchas veces están ocultos, y hacen difícil discernir la realidad.

Julián Assange y Edward Snowden

En este tiempo convulso surgen personas como Julián Assange y Edward Snowden, que representan el prototipo del nuevo revolucionario de la información, todavía son profundamente incomprendidos por las generaciones nuevas y las del siglo pasado, ya que no son de derecha ni de izquierda (conceptos obsoletos en este tiempo), no son idealistas como los antiguos revolucionarios; en el caso de Assange probablemente ni siquiera humanista. Se trata de agentes reveladores de verdades ocultas; su lucha está enfocada en disipar la densa cortina de humo, que el entretejido de sistemas (corporaciones, gobiernos, organismos internacionales, etc.) han formado alrededor de cada uno de nosotros (con las nuevas tecnologías digitales, la cortina de humo está personalizada), estos personajes solo son fibras conductoras de una realidad que no se muestra, y sus acciones se encausaron a que dicha realidad salga a la luz; por eso ahora son duramente perseguidos.

La verdad que nos presentaron nos debería sacudir y despertar, en el mejor de los casos, hacer que emprendamos acción como individuos y como sociedad. La humanidad enfrenta un futuro difícil y mientras mejor informados estemos, probablemente nuestras acciones nos lleven a construir una realidad distinta, por nuestro propio bien.

“Tratar a Julián como un delincuente informático, un hacker o un espía es una total aberración, porque él es en realidad un revelador de información, una figura ‘prometeica’ que le ha ofrecido la verdad a muchas sociedades”. 

Pedro Miguel

Periodista del diario “La Jornada”

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