Un lugar llamado Señor

Un lugar llamado Señor

Por:  Joko Cadena/ Jokotorreando

Su sola presencia llenaba de luz el entorno, décadas de historia en cada pliegue de su rostro, sus duras manos tallando sobre piel de ciervo y ceniza, el hilo que a mano extrae del maguey. Recuerdo la llegada por carretera horas antes, yo venía acompañado de unos visitantes españoles, la lluvia cae a través de la ligera bruma en el camino y ahí fue donde lo vimos por primera vez pedaleando su bicicleta rumbo al ejido de Señor… No sabíamos que era él hasta que lo vimos llegar poco después de nosotros mojado con su machete en la espalda y sus sandalias de piel y mecate. Su apacible mirada te transportaba a un pasado lleno de historias donde sus ancestros vivieron los tiempos de conquista y rebelión hace más de un siglo.

 

Amablemente enseñó a los visitantes el arte de hilar, lanzar con onda y lo más maravilloso sonreír a la vida. Su ternura penetraba en tu ser dejando en lo más profundo la esencia de su alma y de su mística cultura llena de tradiciones y creencias. Así era estar con él. Hace unos meses mi amigo Crecencio trascendió, era su tiempo. Dejando una estela de hermosas vivencias en mi corazón y en el de todos los que tuvimos la fortuna de estrechar esa frágil y áspera mano. Gracias por esas palabras en tu bello idioma, por tu hospitalidad y dulzura, por entregar mucho más de lo que tenías siempre y por honrar a tu gente como lo hiciste: con todo el corazón.

 

Ejido de Señor en el municipio de Felipe Carrillo Puerto (Quintana Roo)

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