La Diversidad y la Generación de Cristal
En múltiples conversaciones con amigos, familia y trabajo, escucho que la evolución de la inclusión está derivando en hipersensibilidad por parte de la Sociedad, que lleva a algunas personas a sentirse vetadas en su libertad de expresión por miedo a romper, lo que llaman la Generación de Cristal.
Por: Beto Pino
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Como apasionado de la Diversidad y la Inclusión, tengo la fortuna de que muchos amigos y conocidos recurren a un servidor para preguntar y comentar sus dudas y opiniones sobre estos temas. Recientemente, en una cena con una muy querida amiga, salió a flote un tema que ha resonado mucho en las redes sociales en general: si es Bueno o Malo hacer fiestas de Revelación de Género para los bebes.
En lo particular soy una persona súper social, por lo que para mí (y como para muchos mexicanos) cualquier pretexto para una fiesta suena valido. Entonces, sumarle una celebración más a algo tan feliz como traer a una nueva persona en este mundo, suena como una gran idea, aunado al baby shower, bautizo y más.
Pero, a la óptica de la diversidad y la inclusión, y dando un paso atrás, las fiestas de revelación de género efectivamente perpetúan algunos de los canones binarios (hombre y mujer) que ahora cuestionamos tanto. Justo hace un par de meses, en esta misma Revista, tuve la oportunidad de escribir sobre la Comunidad no binaria y su existencia desde hace milenios en Mesopotamia, India y hasta en México. Y ahora estamos afortunadamente retomando su integración como una opción válida: una persona que no se considera ni hombre ni mujer.
Y es por eso que hacer una fiesta de revelación, continua el canon que la identidad de género necesariamente va casado con los genitales con los que nacemos, por lo que afecta a la comunidad trans en general. Desde antes de nacer, privamos a ese nuevo ser de tener la libertad (y seguridad) de poder expresar una identidad de género diferente a sus genitales.
Algunos lectores podrían considerar que esta postura ya es excesiva, y que él bebe en cuestión ni siquiera está consciente (y ni siquiera ha nacido) pero es parte de vivir una era en donde estamos siendo muy objetivos con todas las caras de lo que llamamos diversidad. He leído en múltiples publicaciones personas quejándose de que lo único que estamos logrando con estas posturas es crear una Generación de Cristal (Hijos de la generación X) que son frágiles y muy sensibles a no tener una realidad como la esperan.
Tengo que decir que admiro a esta generación de Cristal, que es tan tecnológica, esta tan comprometida con las causas justas y sobre todo: dejo de ponerle etiquetas a todo para tener un mundo donde realmente todas las personas se sienten incluidas. Más que centrarnos en la desventaja de que el cristal es frágil, veamos algunas de las características impresionantes que tiene: es transparente (por lo que no tiene agendas ocultas) es muy sustentable (ya que se puede reciclar fácilmente) y finalmente, con un buen diseño puede resistir enormes cantidades de presión (como una botella de Champagne que puede aguantar muchas atmósferas).
Y si usted considera que estamos llevando la diversidad a un extremo muy excesivo, le recomiendo un ejercicio. Escriba en un papel las 3 cosas/personas/actividades (puede ser un tangible o un intangible como familia, trabajo, casa, futbol, etc.) sin las que usted no puede vivir. A continuación intente tener una conversación de 30 minutos con algún colega sin tocar esas 3 prioridades. Vera como es técnicamente imposible. Pues bien, para una persona trans el no poder compartir su identidad de género real se vuelve algo desgastante, para una mujer lesbiana o un hombre gay, no compartir a su familia (conformada con una pareja de su mismo sexo) también lo es, por lo que imagínese pasar toda una vida sin poder contar lo que para usted es lo más importante.
La empatía es la clave de la verdadera inclusión. Es por eso que pensar en el alcance psicológico que puede tener las expectativas de tener un hijo varón, solo por los genitales anatómicos, puede causar traumas y hasta suicidio para una mujer trans nacida en una familia conservadora. Por eso, una fiesta de revelación de género, a largo plazo, puede afectar más de lo que imaginamos la felicidad, autoestima y autenticidad de una persona.