Lactancia materna, un asunto público.

Lactancia materna, un asunto público.

Por Mary Hadad.

Lo mejor que me ha ocurrido en la vida, es el placer de poder elegir mi maternidad en tres ocasiones y disfrutar al máximo la enorme alegría de ejercer un compromiso de amor profundamente deseado. Amo muchas cosas en mi cotidianidad, pero mi maternidad, supera por mucho a todas las demás.

Y eso no indica que todo sea miel sobre hojuelas cuando se es madre, pero ser mamá por elección te da un panorama más claro al fluir en un proceso evolutivo para tomar decisiones que te produzcan plenitud. Amamantar a mis tres hijos fue una de las más atrevidas y faraónicas decisiones. ¿Atrevidas y faraónicas? Sí, practicar la lactancia materna se ha vuelto un asunto sumamente complicado para las mujeres al momento de enfrentarse al binomio: mujer y trabajo; de hecho, amamantar hoy en día, puede ser considerado como un acto revolucionario.

¿Es increíble no? Que un proceso tan natural hoy sea considerado como un reto donde los países que conforman Naciones Unidas exhorten constantemente a los estados parte a emprender acciones para fomentar y garantizar la lactancia materna exclusiva los primeros seis meses de vida del bebé.

Pero es real, los datos son estridentes, pues según UNICEF, indica que, en México, el promedio de lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida fue de apenas 14.4%. Este porcentaje nos ubicó en el último lugar en América Latina, junto con República Dominicana. Lo anterior es por carecer de políticas públicas y garantías sociales que faciliten y fomenten esta práctica tan benéfica y saludable tanto para la mamá como para las hijas e hijos.

Mis tres embarazos los cursé siendo servidora pública, y a los tres los amamanté con los primeros seis meses de lactancia exclusiva y hasta los dos años de lactancia complementaria, (por favor, estrellita para mí). Y fue un gran laberinto de alegrías, frustraciones, risas, lágrimas, dolor y altas dosis de serotonina. No fue nada sencillo estar atendiendo una entrevista de prensa y tener a Marcelo colgado de una chichi mientras jugaba con la otra, o amamantar a Lucía en una curul de la Cámara de Diputados tomando decisiones por México, o derramar hartas lágrimas en noches interminables porque Carlo no lograba agarrar el pezón debido a su hipotonía muscular, propia de su condición genética al ser un bebé con síndrome de Down.

Al principio, o más bien con mi primer hijo, también experimenté momentos tristes y de mucha frustración al tener que amamantar en baños sucios de los aeropuertos, o detrás de un muro en plena calle para no incomodar, o esconderme en vestidores de las tiendas departamentales, o tener que salirme de una fiesta o reunión para amamantar en el auto. Y ni qué decir de cargar con el extractor de leche para todos lados y así evitar “accidentes”, y cuando no podía evitarlos, sentir que derramar la leche materna era la cosa más criminal que podía ocurrirme al considerarlo alimento prácticamente sagrado.

La verdad me aceleré, me obsesioné con el compromiso de disfrutar el placer de amamantar, y aunque fue muy complicado, con los meses, con los años y con los hijos, aprendí y evolucioné hasta importarme un comino los gestos o las miradas de la gente absurda que critica a las madres que amamantan en público, en lugar de criticar a los gobiernos que no garantizan a esas madres, espacios dignos para hacerlo en plenitud.

Pero las cosas no tienen que ser así, brindar lactancia materna a nuestros hijos, cuando así lo decidimos, no tiene necesariamente que representar un acto revolucionario, sino una práctica natural que cuente con piso firme para acceder a ese derecho.

De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) “lactar a hijas e hijos es, en principio, una decisión de la mujer que ha dado a luz; no obstante, constituye un elemento fundamental para hacer efectivos los derechos humanos de niñas y niños a la salud y desarrollo integral, razón por la que se hace necesaria la intervención del Estado, a efecto de proporcionar, desde el embarazo, información y atención médica adecuadas que favorezcan la práctica de la lactancia materna”.

La leche materna es el alimento ideal e idóneo para niñas y niños desde su nacimiento hasta los dos años de edad. La evidencia médica indica que la leche materna proporciona anticuerpos contra infecciones gastrointestinales y respiratorias agudas como diarrea, gastroenteritis, meningitis, neumonía, bronquitis, entre otras. Esto disminuye la morbilidad y mortalidad infantiles.

Incluso, según estimaciones del Instituto Nacional de Salud Pública, si México siguiera al pie de la letra las recomendaciones de la OMS en materia de lactancia, se ahorraría hasta 2 mil 429 millones de pesos en la atención a enfermedades relacionadas con la falta de amamantamiento.

Y como ya me pasó y no quisiera que más mujeres tengan que vivir las penurias que yo pasé al decidir dar lactancia materna a mis hijos e hija, me he comprometido a hacer la diferencia, y por ello cuando fui (por segunda ocasión) directora del Instituto Quintanarroense de la Mujer, instalé la primera sala de lactancia materna en una oficina pública del estado, y ahora como regidora, recién instalé otra sala de lactancia materna en el Ayuntamiento de Othón P. Blanco, la cual es la primera sala de lactancia que se instala en oficinas de un Ayuntamiento en Quintana Roo.

¿Quién dice que no se puede? A mí que no me vengan con cuentos, porque cuando se quiere, es obvio que se puede ¡Pero hay que querer!

Finalmente, creo que la empatía y el compromiso es necesario para hacer que las cosas se muevan, y yo estoy segura que se tienen que mover, porque las mujeres cada vez estamos más empoderadas para alzar la voz, accionar, y exigir nuestros derechos y los derechos de la infancia. Es urgente que la lactancia materna sea visibilizada como un asunto público y que se desplieguen todas aquellas acciones necesarias para que podamos disfrutar, gozar y sonreír con el corazón, al ejercer nuestro derecho al placer de dar chichi y ser mamá.

 

Categorías
Compartir

COMENTARIOS

Wordpress (0)
Disqus (0 )