VIOLENCIA VICARIA
La expresión más cruel de la Violencia de Género.
Por: Mary Hadad
Mary Hadad
@mariahhadad
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Cada diez de mayo es un día icónico en todo nuestro país, pues es costumbre glorificar la maternidad como un constructo social que está siempre bajo el escrutinio de un sistema patriarcal que impone la meta aspiracional de llegar a ser la madre perfecta. Violencia Vicaria. Mary Hadad.
Y yo, que tengo tres hijos en la primera infancia. No me imagino cuán agotador es eso de aspirar a ser la madre infalible que cumple con todos sus roles; incluyendo el trabajo de cuidados, que puede ser un gran reto.
El día de la madre suele ser una conmemoración cuyo simbolismo es todo hermoso y todo bonito. Se piensa que ser madre es la cosa más maravillosa y dulce que puede existir. No digo que no sea así, lo que digo es que no es así todo el tiempo, y no es así en todos los casos.
Este velo de romanticismo invisibiliza muchas realidades a las que las mujeres que somos madres nos enfrentamos en un México; un México que es violento con las mujeres. Y que cuenta con la complicidad de una sociedad que cuestiona permanentemente a las mujeres; que cuando estas denuncian ser víctimas, se pone en duda su palabra.
Así que visibilicemos esas realidades y de cuánto sufrimiento y daño se puede causar a las mujeres. precisamente a través de lo que más aman, que son las hijas e hijos.
Hablemos pues de la violencia vicaria, un tipo de violencia que ha mostrado un evidente crecimiento en México, y de la cual desde hace una década se comenzó a hablar en España.
Fue en 2012 cuando la psicóloga forense Sonia Vaccaro, denominó lo que hoy se conoce como violencia vicaria, y esto fue a raíz de observar que los maltratadores desplazaban la violencia que ya no podían ejercer a las mujeres ante una separación, y entonces utilizaban a las hijas y los hijos para seguir amenazando y sometiendo.
La violencia vicaria es un tipo de violencia de género que se ejerce sobre los niños y las niñas para dañar a la madre.
Los expertos refieren que esta forma de violencia es la más cruel y despiadada porque causa un daño irreparable y destruye a la mujer.
Todas y todos hemos conocido de casos de hombres que, durante el matrimonio o vida de pareja, no se hacen cargo de los hijos/hijas, o que de plano no ejercen una paternidad atenta o afectiva, pero que, al momento de sobrevenir una separación o divorcio, pelean con uñas y dientes un régimen de visita amplia o de custodia compartida.
Jamás fueron amorosos o empáticos con sus hijos/hijas, pero al momento de la disolución del vínculo de pareja, llegan incluso a emprender acciones legales para quedarse con la custodia total de los hijos a cualquier precio, con el objetivo de herir a la madre.
Para estos agresores, los hijos son la herramienta que utilizan como “objetos” sin mayor valor, para lograr mantener una relación de daño y control permanente sobre la madre.
Quintana Roo no está exento de esta forma de violencia, pues de hecho hay decenas de mujeres litigando en los tribunales y exponiendo sus casos a través de los medios de comunicación y las redes sociales, exhortando a las autoridades para que volteen a ver estas injusticias y actúen con prontitud.
Mujeres que, tras una separación, por lo general por violencia familiar, les son arrebatados sus hijos con la protección de jueces y juezas corruptas, incluyendo magistrados e integrantes del Consejo de la Judicatura que aun conociendo de los casos no hacen nada para poner fin a la violencia y revictimización que se comete contra las mujeres.
Un caso emblemático es el que vive una mujer cancunense que denunció por violencia familiar a su ex pareja que en ese momento se ostentaba como presidente de Coparmex en Quintana Roo.
Ella argumentó que llevaba años viviendo violencia, pero que, durante el año previo a su denuncia y solicitud de divorcio, esta violencia se había incrementado con agresiones físicas, las cuales demostró públicamente a través de fotografías.
A raíz de la separación, el expresidente de coparmex ha usado toda suerte de influencias que construyó desde el organismo empresarial para arrebatarle a sus hijos de 9 y 3 años de edad.
La víctima ha ido documentando de manera permanente por Instagram lo que ha vivido durante todo este tiempo en el cual no ha podido recuperar a sus hijos.
Y la pregunta es, ¿en qué mente sana puede radicar la decisión de una jueza o juez de arrebatarle los hijos a una madre para entregárselos a un hombre violento que fue denunciado penalmente y se presentaron evidencias del maltrato?, ¿Dónde queda el interés superior de la infancia?
Juzgar con perspectiva de género se lo pasan por el arco del triunfo, aun cuando es un principio constitucional avalado por tratados internacionales.
Especialistas han documentado que un hombre violento, no puede ser un padre, y los hijos jamás deben ser puestos bajo su guarda y custodia ante la separación de los padres, porque en esos casos se presupone que están en grave riesgo.
Este es pues un ejemplo de violencia vicaria, de las decenas que existen en Quintana Roo, y esto tiene que acabar.
La violencia vicaria destruye todo, principalmente a la mujer que es el objetivo del maltratador, pero a la larga termina también por destruir el alma y la vida de toda infancia que toca.
Es urgente que la Legislatura del Congreso del estado local realice las adecuaciones necesarias para reconocer esta conducta delictiva, como ya lo han hecho Zacatecas y el Estado de México, para sancionar y erradicar la impunidad de la que hoy gozan los agresores, con el objetivo de garantizar a las mujeres una vida libre de violencia.
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