Los Callados

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Los Callados

Por: Eduardo Serna Eduardo serna cuándo hablar de la muerte@eduxenit

 

El asesinato de periodistas en México, es reflejo de lo que sucede en el mundo. Mencionábamos en el artículo anterior (Empatía), que los distintos grupos de poder están en la disputa descarnada por ostentar la “verdad Mediática”. Haciendo un poco de contexto, antes, el monopolio de la llamada “verdad mediática” la tenían históricamente los medios masivos de comunicación, es decir (Televisión abierta, radiodifusoras y prensa), dichos medios eran en su mayoría privados, empresas pertenecientes a unas cuantas familias, que dominaban el mercado de la comunicación en nuestro país, y en el mundo, que junto con los gobiernos, nos hipnotizaban, por así decirlo, con programas e información basura.

 

Todo esto de alguna manera ya se ha venido manejando, en mayor o menor medida de acuerdo a las fuentes de información a las que recurre cada quien. Se estarán preguntando ¿qué tiene que ver esto con el asesinato de periodistas? Pues tiene todo que ver, ya que con la llegada de los “medios libres”, gracias al internet (de las pocas bondades que ofrece esta herramienta en estos tiempos), se abrió un panorama para ejercer el periodismo ético, ese que está comprometido con la verdad y con los hechos, a veces duros. Aquí cabe aclarar que cuando digo (duros) no me refiero a la nota roja estrictamente; la sangre ya se manejaba en el pasado, por el monopolio mediático, como sistema para controlar a las masas, la llamada nota roja funciona para activar el miedo, la ira y la indignación en la sociedad, y se utilizó de manera tan eficiente, que a través de estas técnicas masivas de control, se logró influir de manera real en las ideas, así pues, como resultado la sociedad se inmoviliza, es decir, que a través de estas técnicas se abrió la puerta para implantar ideas. Como lo comenta Noam Chomsky: el propósito de los medios masivos no es tanto informar y reportar lo que sucede, sino más bien dar forma a la opinión pública de acuerdo a las agendas del poder corporativo dominante.

 

Esto del asesinato de periodistas tampoco es nuevo, solo que antes esto no se daba a conocer de manera tan abierta como ahora, tenemos que ser muy objetivos y no polarizar estos hechos, ya que el asesinato de periodistas no se remite solo a nuestro país, es un fenómeno mundial. Los ataques a la libertad de expresión se han suscitado en todos los lugares del orbe. Basta con echar un vistazo a casos como el de la periodista Shireen Abu Akleh, quien cubría el conflicto entre Palestina e Israel y recientemente fue asesinada por ejercer su profesión. Según cifras de Reporteros sin fronteras (RSF) en lo que va de inicio de año a la fecha hay 26 periodistas asesinados (esta cifra está basada en casos comprobados de asesinato, es decir que podría ser más alta) otra cifra relacionada es 461 periodistas presos en el mundo. Es imposible no señalar aquí a Julian Assange (a quien le dedicamos un artículo hace meses) quien lleva más de una década privado de la libertad, y que en este momento pende de un hilo, ya que su caso está llegando a un punto crítico y la posibilidad de que lo extraditen a E.U.A. es muy alta, eso prácticamente sería su sentencia de muerte.

¿Cuál es entonces la línea conductora que une todos los casos de asesinatos a periodistas? Hay un común denominador en la mayoría de los casos, tiene que ver con grandes intereses del poder político y económico, en detrimento de la población mundial, llámese tráfico de drogas (legales e ilegales), tráfico de personas, armas, encubrir abusos de instituciones religiosas, robo de territorio, apropiación de recursos naturales y concesiones en las distintas naciones, apoderarse de gobiernos municipales, estatales y federales, etcétera. Así podríamos continuar enumerando una larga lista de acciones que por interés de los perpetradores se deben mantener en lo obscuro, fuera del foco social, oculto a la vista de todos. También es pertinente decir, que igual de criminal es encubrir estos hechos mediáticamente, al tergiversarlos o ignorarlos, al no darles cobertura. Tan gatilleros son los que asesinan como los pseudo periodistas. No estamos hablando de una perspectiva maniquea de buenos y malos, se trata objetivamente de complicidades. Como decía claramente Bertold Brecht: El que no sabe es un ignorante. El que sabe y calla es un criminal.

Estos fenómenos nos revelan dos cosas, el ya mencionado ocultamiento basado en intereses de poder y de dinero, que sistemáticamente necesita callar las voces de quienes los denuncian ante la sociedad; y por otro lado una sociedad entumecida y polarizada por acciones de manipulación mediática, en donde la importancia de la vida queda fuera de la ecuación. Entonces ¿qué debemos hacer como individuos y sociedad? Como individuos que quieren que las cosas sean distintas en nuestro entorno social, tenemos que vencer la propia ignorancia, buscar la información, los tiempos de pasividad informativa “me informo de lo que me llega” ya terminaron, actualmente se tiene que ir en busca de la información, cuestionarla, cotejar, tener sentido común, leer y conversar abiertamente, incluso tener contacto con las ideas que no estamos de acuerdo, el mundo no está conformado solo de lo que nos gusta, es infinitamente más amplio.  Jesús Quintero en su programa (El loco soy yo) decía: Los analfabetos de hoy son los peores, porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, pero no ejercen…

 

Seguirá habiendo periodistas asesinados, mientras sigan unos pocos despiertos y solos, tratando de abrir los ojos a la mayoría. ¿Quiénes son los callados? A los que asesinan o los que no dicen nada. Para reflexionar.

 

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