La cadena de Eduardo Galeano

La cadena de Eduardo Galeano

La cadena de Eduardo Galeano

Por: Eduardo Serna

Antes que nada, a las personas que hacen favor de leer mis artículos, les deseo toda la buena fortuna para este año que inicia. Empezaremos el 2023 hablando de uno de mis escritores de cabecera. No conozco pluma más entrañable para mí que la de Eduardo Galeano (1940-2015). Este célebre escritor Uruguayo, perfecciono hasta los últimos días de su vida un estilo de poderosa abstracción literaria altamente poética. Él será nuestro invitado de honor a lo largo de este texto.

Escritor de cultura basta y una sabiduría de esas que los viejos que caminaron mucho tienen para compartir de manera cálida, o a veces cruda, pero siempre basada en una visión amplia de la realidad. Abrazó a todas las tribus y pueblos, pero, sobre todo, abrazó a los oprimidos.

La carrera de periodismo lo hizo ir por el mundo, como los periodistas de la escuela clásica de Ryszard Kapuscinski. Se templó en la forja de las palabras, se moldeó a lado de gigantes como Juan Carlos Onetti y su inasible sabiduría que lo caracterizaba, avalada por filósofos chinos, según él mismo, y que Galeano siempre sospecho eran inventados.

 

Fue portavoz de los y las que no eran escuchadas. Esta fue su lucha. Otorgarles un lugar en el espacio a través de las palabras. Ser un escritor sentipensante era su aspiración mayor, y creo yo, su mayor legado.

Escribió muchos libros y artículos, pero la sombra de uno de esos libros lo persiguió siempre “Las venas abiertas de América latina”. En una entrevista, Galeano comento que su relación con ese libro era algo contradictoria, ya que por un lado lo llenaba de orgullo y no le cambiaría ni una sola coma, que entendía la influencia que ese ensayo tuvo y tiene en Latinoamérica y otros lugares, pero que por otro lado, se sentía como encadenado al texto. En esa entrevista lo comento así: “…ojalá que ese libro estuviera en un museo y lo enseñaran diciendo: les mostraremos un retrato del mundo cuando era muy injusto… Pero la realidad es que no, es un libro que sigue teniendo actualidad y se ha vuelto una especie de cadena que llevo atada al pescuezo, porque sigue siendo vigente”.

 

Este controvertido libro fue el mismo que el presidente Chávez de Venezuela, le regaló en una cumbre al presidente Obama de E.U.A. como un mensaje simbólico, que hacía referencia a la opresión de su gobierno para con el resto del continente y el mundo.

Esa visión de injusticia del orden político y económico, plasmado en “Las venas abiertas de América latina” es una fuerte crítica a gobiernos colonialistas, que Galeano, humanista y por ende de izquierda, siempre combatió a través de la palabra. Esto lo dejó claro en duras declaraciones como esta:

“América Latina es la región que más alimentos produce y es una de las que más hambrientos tiene”. Se crece hacia afuera, para abastecer necesidades ajenas, no las propias. Los países exitosos lo son porque se han comido a otros países; tienen la panza llena de otros países.

“La glotonería del mundo va a acabar con el planeta”.

“no todo gira en torno a lo político o económico, si así fuera, estaríamos fritos”

Pero la obra de Eduardo Galeano fue más basta, como él decía: “no todo gira en torno a lo político o económico, si así fuera, estaríamos fritos”. Muchos textos que después se volverían libros, reúnen historias que hacen alusión a los pueblos originarios y la sabiduría de sus raíces, o a las mujeres y su femenina valentía aportada a la historia. Esas mismas mujeres que fueron extirpadas por los machos historiadores que prefirieron contar el cuento de la humanidad prescindiendo de las otras partes. Reúne y escribe pues, las historias sobre los otros excluidos, aquellos que tuvieron otras preferencias humanas y que por eso fueron borrados. Escribe también de futbol, una de sus pasiones y critica duramente al mercado que ensucia la cancha.

 

Uno de sus libros imprescindibles “Los hijos de los días” que está escrito a modo de calendario, y que asigna una historia a cada día del año, abre de esta bella manera:

(El Génesis, según los mayas)

Los días se echaron a caminar.
Ellos, los días, nos hicieron.
Así fuimos nacidos nosotros,
los hijos de los días,
los averiguadores,
los buscadores de la vida”.

Galeano expreso lo siguiente acerca de su escritura: “El mío ha sido un largo camino hacia el desnudamiento de la palabra: desde las primeras tentativas de escribir, cuando era jovencito en una prosa abigarrada. llena de palabras que hoy me dan vergüenza, hasta llegar a un lenguaje que yo quisiera que fuera cada vez más claro, sencillo, y por lo tanto más complejo, porque la sencillez es la hija de una complejidad de creación que no se nota ni tiene que notarse.

Uno siente primero que el trabajo intelectual consiste en hacer complejo lo simple, y después uno descubre que el trabajo intelectual consiste en hacer simple lo complejo.

Y un caso de simplificación no es una tarea de embobamiento. No se trata de simplificar para rebajar de nivel intelectual, ni para negar la complejidad de la vida y de la literatura como expresión de la vida. Por el contrario, se trata de lograr un lenguaje que sea capaz de transmitir electricidad de vida. Suprimiendo todo lo que no sea digno de existencia”.

Como siempre, cuando queremos describir una montaña, solo podemos delinear lo que nuestra vista alcanza a percibir, este modesto homenaje a la montaña que es Galeano seguro quedará corto. Para cerrar les comparto mejor un relato de ese mismo libro “Los hijos de los días”.

(abril 5)

Día de la luz

Ocurrió en África, en Ifé, ciudad sagrada del reino de los yorubas, quizás un día como hoy, o quién sabe cuándo.

Un viejo, ya muy enfermo, reunió a sus tres hijos, y les anunció:

—Mis cosas más queridas serán de quien pueda llenar completamente esta sala.

Y esperó afuera, sentado, mientras caía la noche.

Uno de los hijos trajo toda la paja que pudo reunir, pero la sala quedó llena hasta la mitad.

Otro trajo toda la arena que pudo juntar, pero la mitad de la sala quedó vacía.

El tercer hijo encendió una vela.

Y la sala se llenó.

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