Hacer política y ser mujer
Por Callo
Callo de Hacha Callo de Hacha Callo de Hacha
¿Se ha dado cuenta de que últimamente los personajes más influyentes de la política mexicana son mujeres? ¿No? Lilly Téllez, precandidata de Acción Nacional a la presidencia; Claudia Sheinbaum, aspirante morenista; Mara Lezama, gobernadora de Quintana Roo; Ana Paty Peralta, alcaldesa de Cancún; la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña; Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad; Beatriz Paredes; Xóchitl Gálvez; Layda Sansores; Citlali Hernández y un largo etcétera. Sin duda, la balanza se ha equilibrado a favor de las mujeres desde hace algunas décadas, pero en especial durante estos últimos 5 años. AMLO política actual Integra Magazine
Se pueden decir muchas cosas del hombre que actualmente se sienta en la Silla del Águila. Héroe para algunos, villano para otros. Pero no se puede negar que, a pesar de sus errores, AMLO ha sido el presidente más feminista en la historia reciente de México. Me remito a los números: su partido ha llevado a más mujeres a puestos de poder que nunca. Para 2024, habrá 8 gobernadoras en el país, 7 de las cuales serán de Morena.
Y si todo sale como lo planea el presidente, en unos meses más le estará poniendo la banda presidencial a una mujer por primera vez en la historia de este país. Puede no gustarles, pero AMLO les ha entregado el poder a las mujeres.
Sin embargo, la incipiente participación política de la mujer no es casualidad, sino el resultado de una serie de movimientos iniciados por las propias mujeres desde el siglo pasado. Los primeros logros con relación a la igualdad política electoral de la mujer surgieron a partir de 1916, cuando aquí en el sur (Chiapas, Tabasco y Yucatán) se reconoció la igualdad jurídica para que la mujer pudiera votar y ser elegida en puestos públicos de representación popular.
Pero fue hasta 1947, durante el gobierno del presidente Miguel Alemán, cuando a la mujer mexicana se le reconoció a nivel nacional el derecho a votar y ser votada en los procesos municipales. Aunque el marco normativo ha evolucionado para favorecer la participación política de las mujeres, la realidad pinta muy distinta. Prueba de ello es la alarmante cantidad de violencia en los últimos procesos electorales, desde el uso de lenguaje sexista en medios de comunicación hasta más de trescientas denuncias presentadas ante el TEPJF. Esto demuestra que aún falta mucho camino por recorrer.
La presencia de mujeres en la política actual no ha sido regalada, ha sido una exigencia que lleva décadas, y diversas instituciones han escuchado el llamado para garantizarlo. No obstante, lo que suceda el próximo año, México tendrá una mujer más gobernando el país. Y nos guste o no, eso es hacer historia.
Ahora, que vayan a gobernar mejor que los hombres, eso es algo que tendremos que ver…
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