Pues usted ni lo notaría ya que no habría nada que le llamara la atención en su cuerpo, se enfermaría muy poco, se curaría muy rápido y no sería nada grave. Casi no tendría que tomar medicinas y sus heridas cicatrizarían pronto y sin problemas. El estrés diario no sería de su agrado, pero no le quitaría el sueño ni le alteraría su digestión o le elevaría la presión arterial. Dormiría con calidad y se despertaría con fuerza y alegre. Su vida sexual sería plena, podría comer cualquier alimento que desee o bebida, entraría diario al baño sin dificultad. Sus pensamientos serían positivos al igual que sus intenciones y acciones (congruencia). Sería responsable de sus actos y de sus palabras, tendría la capacidad de aceptar y adaptarse a la realidad.

Esto nos obliga a atender los diferentes aspectos de nuestra vida no pasando por alto ninguno, ya que el desequilibrio en alguno de ellos nos trae la enfermedad.

Vamos revisar los aspectos de su vida:

1.- Vida afectiva. Es donde existen los sentimientos, pasiones, conflictos, represiones, agresividad, temor, ansiedad, irritabilidad, ira, desesperación, angustia, susceptibilidad, tristeza, llanto, aburrimiento, egoísmo, indiferencia, ataduras, desilusión, queja, dolor, inseguridad, posesividad, rechazo, indecisión, desinterés, etc.

¿Usted controla esas situaciones o lo controlan a usted?

2.- Vida sexual. Es donde puede existir la falta de integridad entre el amor y el sexo.

Por diferentes causas como abuso infantil, violación, resistencia a los cambios corporales, rechazo, fobias; que pueden dar como resultado la frigidez, el rechazo al sexo y/o maternidad, eyaculación precoz, entre otros.

3.- Vida energética. Donde se encuentra el paciente exhausto, apagado, con sentimiento de vacío y apatía psíquica, sin creatividad ni fuerza, desgastado de forma innecesaria, con dolor físico y/o emocional. Sin estímulo que le funcione, asustado, débil y confundido. Le falla la memoria, padece de frustración de origen desconocido; hipersensible y tensionado; irritable e intolerante; padeciendo insomnio o sonambulismo o cualquier otro trastorno del sueño. Padece de neuralgias y calambres, sobre exigido y descontrolado.

4.- Vida espiritual. Donde el paciente padece de falta de Fe, desorientación, desconocimiento, desconexión espiritual, vive situaciones límite, le falta confianza por sentirse desprotegido, con emociones turbulentas, hipersensible, vulnerable, ingenuo, vanidoso, orgulloso, ambicioso y codicioso. Muy pesimista y evade la realidad, puede vivir en el pasado, intelectualista, materialista (gran apego a lo material), autoritario, inadaptación y miedos.

Me despido de ustedes quedando a sus órdenes y recordándoles que…

“Medicina sólo hay una y es la que cura”

Dra. Patricia Peralta

Bibliografía

Grecco, E., & Espeche, B. (1999). Flores de California – Manual Práctico y Clínico. 5ta Edición. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Continente.