¡Mi derecho a decidir!

¡Mi derecho a decidir!

Por: Mary Hadad

 Mary Hadad     mariahhadad    @MaryHadad

La corte habló y México avanzó un poco más en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y niñas. Las maternidades deben ser elegidas, como se elije un proyecto de vida, como se elije cualquier determinación que en la autonomía nos hace sentir plenas, libres y dignas.

Han sido siglos y siglos de condenar a las mujeres a maternidades forzadas, sin importar el origen de un embarazo. Sociedades donde no importa si fuiste violada, no importa si eres una niña, no importa si no tienes autonomía económica, o si no estás lista para la maternidad; o si simplemente no deseas ser madre.

Existen muchos mitos, tabúes, prejuicios, estereotipos, y un caudal de razones arcaicas y anacrónicas, mediante las cuales se ha obligado a mujeres y niñas a transitar por un embarazo no deseado con todas las consecuencias que eso puede ocasionar en su dignidad como personas.

Y me vienen a la mente tantas historias, desde niñas pequeñitas de nueve años de edad, violadas por sus padres o padrastros, obligadas a maternidades forzadas; adolescentes en situación de riesgo con embarazos no deseados; o mujeres adultas en condiciones de violencia violadas una y otra vez en sus propios hogares por sus parejas.

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Incluso conocí un caso hace muchos años, de una jovencita con síndrome de down y con una discapacidad intelectual, que fue violada y obligada a parir, y a la cual le exigían amamantar al bebé y cuidarlo como una “madre”, cuando intelectualmente era una niña de seis años que en una ocasión bañando a su hija, estuvo a punto de ahogarla dentro de una cubeta.

Y uno se pregunta, ¿qué pasa en la mente de esas personas que obligan a menores de edad a una gestación forzada?, ¿Qué placer pueden encontrar en torturar niñas?, ¿Qué les nubla la empatía?

Ahora mismo, mientras redacto esta columna, recuerdo que en una ocasión, cuando estaba embarazadísima de mi primer hijo, ya a pocos días de parir, estaba sola en casa cuando escuché a una mujer que gritaba en la calle solicitando ayuda. Con temor, pues era la media noche, salí a ver qué ocurría y miré a una mujer embarazada que caminaba llorando, y detrás de ella un hombre alcoholizado insultándola y amenazándola.

Sentí lo mismo que siento cuando veo esas escenas, ¡rabia!, así que regresé lo más rápido que pude a la puerta de mi casa y agarré un bate, y salí directo a amenazar al sujeto gritándole que la dejara en paz, mientras al mismo tiempo llamaba a la policía.

Fueron unos minutos largos y tensos. Habrá quiénes opinen que me arriesgué demasiado, y quizá sí, pero lo volvería a hacer, una y otra vez, como lo he realizado cada vez que el caso lo amerita y me sale “lo Hadad” en total repudio al machismo, abuso y misoginia.

Les cuento esto para ejemplificarles que no todas las maternidades son iguales, porque las circunstancias pueden ser diametralmente opuestas entre una persona gestante y otra. Yo transitaba una maternidad en absoluta paz y plenitud, y del otro lado había una mujer con varios hijos y un abusador alcohólico que le hacía vivir un infierno a ella y a sus hijos todos los días.

embarazo no deseadoPor ello hoy celebro, junto con miles de mujeres en este País, que el máximo tribunal mexicano se haya pronunciado por unanimidad a favor de la despenalización del aborto, que si bien es cierto no resuelve del todo las leyes arcaicas y retrógradas de cada entidad federativa, si es vinculante y sienta un precedente de gran relevancia.

Y se celebra que haya sido la Suprema Corte, pero no tuviera que seguir siendo así, es decir, que las mujeres sigamos conquistando nuestros derechos a golpe de sentencias, porque para eso existen las cámaras de legisladores y legisladoras a nivel país y los congresos en las entidades federativas, que debieran estar haciendo este trabajo como se los ordenan los tratados internacionales.

No está bien, y no es justo, que las mujeres tengamos que recurrir a los tribunales para que sean ellos quienes hagan la chamba de los representantes populares.

El aborto es un tema controversial, y no por serlo debemos sacarle la vuelta para no entrar al debate y razonar, informarnos, contrastar posturas y comprometernos a mirar con perspectiva de género y sensibilizarnos desde una óptica basada en los derechos humanos para comprender que no es lo mismo juzgar desde el patíbulo, que vivir en carne propia el embarazo no deseado de una hija que podría ser estigmatizada, discriminada, o incluso criminalizada.

Por lo pronto, y sabiendo que aun falta mucho por hacer en términos de salud sexual y reproductiva de las mujeres, me quedo con este buen sabor de boca, de haber visto y escuchado a los ministros y ministras de la corte, hablar con sensibilidad, inteligencia, empatía y elocuencia a favor de la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.

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“Hoy es un día histórico para todas las mujeres mexicanas y las personas gestantes, a partir de hoy es un parteaguas en la historia de los derechos de todas las mujeres, sobre todo de las más vulnerables”. Magistrado Arturo Zaldívar.

Así que gracias a ministros y ministras por hacer su trabajo a la luz de los tratados internacionales y con perspectiva de género, sin embargo, debe quedar muy claro que estos avances obedecen a la lucha que libran miles de mujeres feministas que siguen marcando la agenda con sentido de urgencia, para garantizarnos a todas, ¡nuestro derecho a decidir!

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