MI AMIGO EL MIEDO

MI AMIGO EL MIEDO

Por: Madeleine Palacios

Instagram @Madeleine2706

Castillos de Azúcar

Cuando somos niños nos enseñan que, si tenemos miedo las personas adultas nos protegerán de cualquier cosa que nos atemorice, pero ¿qué pasa cuando crecemos y nos convertimos en adultos y nos enfrentamos con situaciones que nos causan temor?, ¿a quién recurrimos?, ¿cómo lo enfrentamos?, ¿qué cambia en nosotros para poder lidiar a este amigo incomodo llamado miedo?

Pues bien, yo a lo largo de mi vida he descubierto que no siempre actúo de la misma manera cuando estoy de frente a momentos que me generan angustia o miedo; considero que tal vez dependiendo del grado de temor es la manera en que mi cuerpo y mente reaccionan y me llevan a tomar decisiones en la manera de enfrentarlo.

Hace una semana recibí la noticia de que a una de mis grandes amigas le detectaron un tumor y a pesar de que fue a tiempo, aún no se sabe si es benigno o maligno, estamos en la espera de los resultados. Al escucharla a través del teléfono y donde lo primero que hice fue darle ánimos y decirle que tenga fe; todos los días desde que supe eso, no hago otra cosa más que pedirle mucho a Dios para que la cuide y la alivie; obviamente pensé que de esta manera podía dejar de lado el miedo que me da pensar, que algo puede salir mal y que tenga que comenzar un tratamiento en el que yo no pueda estar con ella.

Esta semana al realizarme unos estudios, me informaron que necesito revisarme a fondo para descartar una posible operación; obviamente cuando escuche esto, lo tomé con cierta tranquilidad, sin embargo, analizando mi día a día, descubrí que desde que recibí la noticia, vivo en ansiedad y que quiero decir con esto, que el sueño no me llega por las noches, que como y pareciera que no tengo llenadera, que pienso en mil cosas a la vez, que mis gestos demuestran que algo me preocupa, que tengo la necesidad de salir a respirar aire fresco, y que todo esto es en realidad la forma que tengo para evitar pensar que al igual que mi amiga pueda yo estar en la misma situación y que ahora si todas las palabras de aliento que yo dije, me las tenga que repetir a mí misma.

Hay que vencer el miedo

Con esto no trato de ser pesimista, al contrario llego a la conclusión de que el miedo lejos de verlo como un enemigo, tal vez deberíamos verlo como un amigo; que nos ayuda a actuar, que nos saca de la zona de confort, que nos mueve a tomar conciencia sobre nuestros actos y estilos de vida, que nos hace ser más responsables, que nos brinda de fuerzas inimaginables, que nos hace capaces de vencer cualquier obstáculo o ego, que también nos hace vulnerables y sentimentales para acercarnos a nuestros seres queridos a quienes no hemos buscado por mucho tiempo, a sincerarnos y a culminar con todo lo pendiente; tal vez por ello es que desde que nacemos esta sensación nos acompaña y es esa misma la última con la que nos vamos de este plano.

Seamos amigos entonces del miedo y dejemos que este nos conduzca a darnos cuenta de todo lo que tenemos en la vida y que muchas veces por evadirlo, esta se nos va, dando importancia a cosas banales provocando en ocasiones situaciones nada favorables y que nos dan como resultados cosas que nos lastiman.

Reconozcamos el miedo

Es por eso que reconozco que el miedo más que una amenaza es una fortaleza que nos ayuda a sacar lo mejor de cada uno de nosotros… ¿Y tú de qué pláticas con tu amigo el miedo?

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