Centro Ceremonial del Maya Antiguo.

Centro Ceremonial del Maya Antiguo.

Por: Joko Cadena

Jokontigo by Joko Cadena

Sobre la carretera libre, rumbo a Mérida, pasando una comunidad llamada Leona Vicario, a la altura del conocido Km. 80, entre Valladolid y Cancún, comienza un pintoresco camino de colinas, subidas y bajadas, pendientes divertidas y entre selva y camino, pasando frente a casas típicas de arquitectura maya, muchas de adobe y otras solamente completadas con palos y madera, llegas por fin a “El Naranjal”, una pequeña comunidad con un censo de más de 500 personas donde predomina la lengua maya y la gente es noble y buena. Te reciben con alegría pues disfrutan la compañía de los visitantes.

El NaranjalCuentan con una zona arqueológica de colosal dimensión que fue usada como un centro ceremonial en el período clásico (250 – 900 dC) usado y reusado hasta nuestros días, (que después de ser investigada por el INAH se decidió no apoyarla ni darle reconocimiento turístico, por lo que los locales la promueven para subsistir) con místicos vestigios rodeados de la selva que guarda los secretos que se te van develando al caminar entre las rocas de los basamentos ocultos por los chakás y chechenes ( los árboles que para los mayas representan el bien y el mal, y que siempre crecen uno al lado del otro), así como de las ceibas y zapotes entre otras exquisitas maderas.

El NaranjalSus habitantes se están esforzando por activar el bello cenote Actun Tzuub, que permanece casi virgen para que los visitantes se puedan refrescar de manera segura. Es indescriptible encontrarte con Doña Amelia sentada junta al comal con una destreza sin igual, donde amasa las tortillas y las voltea en el comal calentado con carbón y esperando que las tortillas se inflen para introducir un huevo crudo y que este se cueza en el interior… ¡Se les llama encamisados y son una delicia!, lo acompañan con una salsa de habanero, tomate verde, ajo y cebolla preparada en el molcajete; mientras te colocan en tus manos un plato de “chicharra con frijol”, escuchas en el centro de El Naranjal el sonido de la bocina del pueblo conectada al celular de Wilber sonando una jarana interminable y ves las siluetas de las mujeres con sus huipiles bailando descalzas, invitando al viento, las nubes y al sol a compartir la magia de su esencia. Eso y más es EL NARANJAL… ¿Cuándo vamos?

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